martes, 30 de septiembre de 2008

= Y los momentos de arena se acumulan. Somos Tú, yo y mil tempestades. =





Dice don José Rodríguez, amigo de toda la vida, o dijo muchas veces antes y lo seguirá pensando, que dejarse guiar por los instintos es y será siempre pecado. Así yo me la pasé pecando toda la vida sin intención alguna de considerar cielo o infierno más que los que viví a tu lado, pero esos más que infiernos, eran cálidas tardes de verano, y más que cielos, fueron dulces mañanas a tu lado.
Para cuando conocí tus ojos inexpertos era apenas una cría que andaba resignada por la vida y que jamás llegó a pensar que te tendría, cuando menos no como llegue a tenerte o no como cuando te tengo a veces.
En ese entonces puedo decirte, que nos quisimos mucho más por alma que por apariencia. Poca gracia habría de tener una chiquilla de catorce años tan escuálida y de cabellos negros, o qué sé yo, porque para mí tú eras otro mundo intermitente del cual siempre quise formar parte.
Los ojos más bellos que pude encontrar en mi existencia te pertenecieron siempre. Dulces, transparentes, elocuentes en su incesante búsqueda.
Rompimos como muchas otras en nuestra pequeña gran generación latente, varios estándares de la amistad entre mujeres. En este pequeño lugar, en este tiempo tan disparejo que nos tocó, como si se hubiesen soltado un puñado de sal en medio de un tazón de azúcar. Además de todo azúcar que siempre quiso aparentarse refinada. Y de esas cosas que jamás se hablaban por aquellos tiempos tampoco hablamos nosotras hasta mucho después.

jueves, 18 de septiembre de 2008


Tomorrow...




I promise to stop loving you tomorrow

Today can be your last day in my arms again

I promise to stop thinking of you constantly

And wishing I could wake up every morning next to you

Darling yes its true...

But today can we pretend it’s not too late?

I promise to stop dreaming bout you

Promise to stop waiting for your calls

Cause I don’t want to care at all

But maybe just tonight we should forget about what’s right one last time

Because I promise to stop loving you tomorrow

Today will be your last day in my arms again


I promise to stop thinking of you constantly

And wishing I could wake up every morning next to you

Darling yes it’s true

But today can we pretend it’s not too late?


Today can we pretend?

(Sean Lennon)

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Solo una vez más...



Falta solo media hora para nuestro encuentro. Los minutos van muy lento mientras espero tu llegada, esta vez en la estación donde te vi la última vez. Sé que todo marcha lento ahora pero también que en cuanto estemos cerca se romperá el encanto de la eternidad del tiempo y todo irá como siempre que nos vemos. Rápido, ligero, como brisa que se escapa entre los dedos. Recordé la despedida. Aquella canción en mi cabeza. Saltando de nube en nube sin caer y pidiéndote que no te fueras más. Llorando sin desear que vieras mi debilidad. Apenas si podía respirar en medio de aquel beso, contra la pared, acorralada por tu presencia sin querer liberarme.
Me he vestido para la ocasión, sutil, tratando de no levantar sospechas mientras imagino un buen pretexto para ausentarme el resto del día. Quizá esté de más. Siempre por estas fechas es la misma historia. Además nadie pregunta; es solo mi obsesión eterna de planificarlo todo y el “por si acaso” nunca está de más.
Tiemblo cuando detienes el auto a mi lado pero subo sin dudar. Ya te imaginaba el día anterior, deja vu, pero si lo pienso bien, te imaginaba desde siempre. Recuerdo a veces fragmentos quietos de nuestra historia, mi historia a tu lado, me repito suavemente mientras tratas de alcanzar mi mano. Es la forma en que intentas romper el hielo siempre, tomando mi mano, apretando fuerte, gritando en silencio que no quieres dejarme ir, por lo menos no por hoy.
Como Ulises y Martina y Marius y Pandora, más dramáticamente como Romeo y Julieta. Vidas dignas de tragedia shakesperiana. Viéndonos con la cautela de quien comete un crimen, una y otra vez sin dejar rastro más que el del aroma de la pasión en nuestros cuerpos.
Llegas siempre en tiempo exacto, dos semanas antes o dos después. Dependiendo cómo estén las cosas en aquel lugar donde te encuentres, con quien te encuentre soñando. Tienes la habilidad siniestra de encontrarme solo por el rastro de mi esencia que se impregna en cada lugar que voy dejando atrás. O quizá soy yo la que se impregna de tantos lugares y te doy la pista para predecirme. Así aprendí a no avisarte, siempre sabes; siempre terminamos en el lugar más improbable, en el momento exacto, con las luces apagadas para no reconocer del todo. Para aprender a encontrarnos en las más oscuras adversidades.
Me sé, aunque permanezcas lejos, cada parte del contorno de tu cuerpo. Te dibujo a veces en mi cama. Cierro los ojos y mis dedos se deslizan suavemente sobre tu perfil, contando, recordando, verificando que todo haya quedado justo donde lo dejé después del último encuentro.
A veces llueve. Suelo pensar que es un mensaje divino de las tempestades que provoca estar cerca de ti o en su defecto, un regalo para dos fervientes amantes de la lluvia sobre nuestros rostros. Cuando vamos en el auto, sin mirarnos pienso que escucho tu corazón acelerado y deseo con todas mis fuerzas que también escuches el mío. Sé que a veces no sabemos hacia dónde vamos pero si que llegaremos pronto, que podré tenerte pronto entre mis brazos, apresarte dos minutos como si no fuese a atreverme a dejarte ir de nuevo.
Tanta espera para unas cuantas horas de amor desenfrenado y luego decir adió como si nada, sigue siendo nuestra historia. Esperando la próxima oportunidad de verte, mi evasivo Ulises, esperando la oportunidad de amarte mi obstinado Marius, mi Romeo apasionado, tratando de imaginarme los lugares a los cuales tu incesante búsqueda te hará emigrar. Siendo mujer, más complicada que cualquier odisea griega, en tus batallas internas y tu afán de conocer. Quizá aun siendo mía jamás lo hubieses sido, quizá la manera de mantenerte amando es estando lejos para que imagines, para que desees, para que prepares cada tanto, la manera de raptarme. Sin sentir el vacío de permanecer en un sitio, de hacer las mismas cosas, qué se yo. Un día quizá…
Por ahora partirás de nuevo.

lunes, 15 de septiembre de 2008


Las princesas que creían que la vida era complicada y resultó serlo...

.

Me parece extraño…
A veces mirar sin saber que es lo que veo.
Sentir sin saber lo que siento.
Extrañar un vacío aparente, después de todo ya no hay nada lejos.
Las distancias duelen más cuando son cercanas.


Había una vez dos princesas encantadas, o más bien desencantadas de la vida. Solían pasearse de aquí allá en la búsqueda de un bello príncipe azul. El problema era que cada vez que el príncipe supuestamente más bello de todo el reino llegaba ante ellas nada más no sentían que así fuera realmente. Algo anda mal con las princesas decía el reino entero deseando que alguna vez encontrasen príncipe azul que les pareciera bello.
Mientras todo el pueblo hablaba, una tarde por casualidad ambas decidieron apartarse de sus respectivos reinos, posiblemente en el bosque encontraran alguna emoción más fascinante que la luz de los castillos y los aburridos príncipes de sonrisa colgate. Lo que no se esperaban era encontrarse entre sí y parecerse mutuamente interesantes.
Ahí junto al río, la princesa del pueblo fiestero admiraba un ave pequeña que se había caído del nido. Ahí junto al río fue donde la princesa del pueblo revolucionario se encontró por primera vez con ella y admiró su largo cabello oscuro. Allí junto al río la princesa de cabello largo con una avecilla entre las manos sonrío a la encantadora princesa de los ojos bellos y se preguntó de dónde era tan encantadora ninfa.
Solamente una coincidencia, lo demás lo hicieron ellas. Tardes de verano eternas, sonrisas, deseos y de más. Era como un baile eterno del cuál no querían despertar.
Poco a poco los habitantes de los reinos se enteraron de la relación de las princesas. Ellas, considerándolo debido, anunciaron a su gente de confianza la unión que habían decidido. Uno que otro lo tomó muy bien, los demás anonadados decidieron que era mejor hacerles una vida complicada, no estaba bien que dos princesas tan encantadoras se quedaran sin su príncipe azul.
Los tiempos pasaron, a prisa como la brisa en otoño. Jamás dejaron de luchar por estar juntas pese a los problemas y el afán de todo mundo de verlas separadas. Las reinas muy enojadas por la decisión muy tonta de las princesas decidieron encerrarlas en calabozos hasta que se arrepintieran de sus actos. Así pasó una vida, o por lo menos así les pareció, entre los barrotes de una celda maltita, tratando de alcanzar, tratando de olvidar…
Muchos dicen que la presión fue más fuerte que el amor. Que poco a poco las princesas decidieron que era mejor estar lejos que tan encerradas pero nadie sabe las razones verdaderas. Incluso las princesas entre sí no saben las razones.
Cuenta la leyenda que cada una en su corazón lleva un misterio.
Que aun se ven de lejos y recuerdan.
Pero esas cosas que no se saben; esas cosas que posiblemente no se sepan queman dos corazones que se rehúsan a amar nuevamente.
Se dice que encontraron príncipes en el camino y que poco a poco lo desencantadas comenzó a notarse más hasta una noche en que una paloma blanca entró por la ventana de la princesa de los ojos bellos. Jamás dejé de amar. Y sonriendo como en muchos años no había hecho la guardó en su pecho sin saber el motivo de su felicidad. Sentía enojo por el tiempo, sentía decepción y muchas cosas más. Pero prefirió cerrar los ojos y pensar en las bellas tardes de verano junto al río. La paloma regresó al castillo de la princesa de la larga cabellera con una nota nueva que solo decía “¿por qué…?” y al leerla prometió a si misma que sería la última paloma que habría de mandar.
La respuesta quizá no fue paz. Quizá no fue una buena respuesta tampoco pero de ahí en adelante las princesas entendieron…
Todo aquello que debían entender.

Y colorín colorado, este cuento jamás ha terminado.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Soñar...





Siempre estamos soñando. La verdad es que tenemos la tendencia natural de hacerlo, de planificar, de tener esperanzas, divagar con situaciones fantasiosas, experiencias, cosas bellas, con el futuro...

Cuando uno es joven el futuro se percibe como algo maravilloso, lleno de expectativas, siempre como algo lejano. Tendemos ha hacer proyectos, muchos de los cuales no llegamos a cumplir y no por que no tengamos la capacidad de hacerlo, sino solo por que constantemente cambiamos y mucho de lo que en este momento nos parece importante deja de serlo, o cambia como nosotros. Surgen nuevas ilusiones, personas, emociones, de todo un poco.
La verdad es que es un largo camino. Diferente, el mismo, en el que vamos solos por ratos o nos toman de la mano otras veces. Que siempre nos presenta nuevas oportunidades. Del cual nos descarrilamos y al cual regresamos arrepentidos o bien, no tanto como para no volver a perdernos de nuevo. Disfrutamos, aprendemos o no, conocemos o nos hacemos patos. Pero eso si, en el que siempre esperamos, algo, nada, lo que sea, pero esperamos. Hacemos o desbaratamos.
Ojalá pudiera predecir lo que se avecina. O mejor no. Es divertido de repente vivir cosas inesperadas. Las casualidades y demás. Es divertido tratar de imaginarnos que será y disfrutar de esa visión aun cuando dure tan solo un breve instante, ser felices. Después de todo algunas cosas nunca cambiarán y otras muchas si. Y al final de cuentas el futuro no es mas que el presente que nos tocará vivir en su momento.



Gracias hermanitos por el bello día.

Nekote, cuando gustes.

Gente, que vivan cada instante. Hoy fue una bella tarde.